1. La técnica de gestión de deseos 50/30/20: Esta técnica consiste en dividir tu ingreso en tres categorías: el 50% para administrar las necesidades o gastos fijos, el 30% para administrar los gastos variables y el 20% para ahorrar o pagar deudas. Si te resulta complicado evitar ciertos gastos, te sugerimos abrir dos cuentas bancarias: una para los gastos fijos y otra para el ahorro. De esta forma, podrás separar tus recursos y tener un mejor control sobre ellos. Asegúrate de hacer transferencias automáticas a estas cuentas según los porcentajes establecidos.
2. El presupuesto basado en gastos: Este método inverso implica determinar primero los gastos para luego establecer el ingreso necesario para cubrirlos. Es especialmente útil para quienes tienen ingresos variables, como pagos por comisiones. Aprovecha los momentos de mayores ingresos para ahorrar y así compensar en épocas de menor flujo de dinero. Para aplicar este método, primero realiza un análisis detallado de tus gastos mensuales y luego determina cuánto necesitas ganar para cubrirlos. Asegúrate de tener en cuenta tanto tus gastos fijos como variables, y ajusta tus ingresos en función de tus necesidades.
3. El diagnóstico de un experto: Si te resulta complejo administrar tus finanzas, busca un «médico financiero» que te diagnostique y te ayude con un plan basado en tus necesidades. Un asesor financiero puede evaluar tu situación, identificar áreas problemáticas y ofrecerte soluciones personalizadas. Al trabajar con un experto, también podrás aprender estrategias para administrar tu dinero de manera más efectiva y cumplir tus objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Independientemente del método que elijas, lo más importante es que te permita alcanzar tus objetivos financieros y mantener un control adecuado de tus gastos e ingresos. Recuerda que, sea cual sea el método que implementes, este será fundamental para cumplir con tus metas a corto, mediano y largo plazo.